Via Yungay Llanganuco Yanama |
En el departamento de Ancash, Perú, la carretera Yungay-Llanganuco-Yanama-Llacma, es una vía interprovincial o departamental inaugurada en 1974, tiene un Ancho de 5 m Longitud y 95 km, su denominación oficial es Ruta departamental AN-106, es una carretera afirmada que recorre la provincia de Yungay, de este a oeste, uniendo a las ciudades de Yungay y Yanama. También interconecta y beneficia de manera esencial a las provincias de Mariscal Luzuriaga y Pomabamba en Áncash.
La vía recorre la zona
central del parque nacional Huascarán circundando los nevados Huascarán,
Chopicalqui, Huandoy, haciendo posible la unión del Callejón de Huaylas y la
Sierra Oriental de Áncash mediante el paso Portachuelo que atraviesa la
Cordillera Blanca a 4550 m s. n. .
El esfuerzo por ingresar a
los Andes tiene una larga historia en el Perú.
Así en tiempo de los incas para supervisar el
Imperio en el siglo XV o para extraer los productos de la agricultura en el
siglo XVIII, tales rutas siempre fueron vitales para los viajes, transporte,
embalaje y comunicación en los Andes. También simbolizaban el progreso y la
modernización. Y así como la construcción de represas y el control de ríos, la
construcción de carreteras — sostenían muchos— demostraba la habilidad humana
de dominar el mundo natural y traer la civilización a lugares y pueblos
remotos. Los Incas construyeron 40 000 km de caminos a través del escarpado territorio
andino, recurriendo a una conscripción laboral, la mit’a. Por ende, los caminos
andinos que contribuyeron a la eficiencia burocrática y la distribución de
bienes y servicios emergieron hace mucho tiempo, basados en el trabajo forzado.
En la década de 1920, el
presidente Leguía revitalizó los proyectos de construcción de carreteras y
recreó una conscripción laboral (la conscripción vial) para completarlas.
Cuando se inició la
construcción de las carreteras y caminos en la década de 1950, esta apertura de
los Andes tuvo implicancias monumentales, significados diversos y consecuencias
de largo alcance para una multitud de grupos diferentes a nivel local, nacional
e internacional.
Mas el interés en la
construcción de carreteras persistió. En Áncash y el Callejón de Huaylas, los
habitantes en favor del desarrollo querían carreteras que vincularan la región
a la nación. A mediados del siglo XX, una carretera principal recorría el
Callejón de Huaylas a lo largo del río Santa, conectando Huaraz, Carhuaz,
Yungay, Caraz y Huallanca. Muy pocas carreteras en el siglo XX se extendían a
las tierras altas de la Cordillera Blanca partiendo desde el río Santa. Los
ingenieros comentaron que las carreteras traerían « trascendentales
consecuencias » para la región y que, a su vez, cumplirían un « ensueño
patriótico ». Un medio de difusión escrito de la capital ancashina, aseveró que
las nuevas carreteras andinas resolverían los más grandes problemas del Perú.
Pero las carreteras no aparecieron de la noche a la mañana. Los caminos de
herradura también eran sumamente importantes para las comunidades más pequeñas
ya que, a falta de carreteras, estos eran esenciales para el transporte y la
comunicación. Cada comunidad indígena era responsable de supervisar, mantener y
reparar los caminos en su territorio. Aunque el turista del siglo XXI las pueda
considerar rutas pintorescas o escénicas, los caminos en Áncash cubrían
necesidades económicas vitales.
La Comisión de Lagunas
construyó y mejoró unos 200 km de caminos y carreteras de la Cordillera Blanca
durante las décadas de 1950 y 1960. La mayoría de nuevos senderos cubrían de 15
a 30 km y ascendían rápidamente por las quebradas de la Cordillera Blanca.
Frecuentemente subían desde las orillas del río Santa, a 2500 ó 3000 m de
elevación, hasta 4000 ó 4500 msnm al pie de los glaciares y las orillas de las
peligrosas lagunas glaciares. Tras el aluvión de Los Cedros de 1950, el presidente
Odría ordenó la reconstrucción de las carreteras destruidas. En la mayoría de
casos, la Comisión de Lagunas solo podía asumir el costo de construir senderos,
no carreteras, hacia las lagunas de la Cordillera Blanca. Aunque las carreteras
sin duda habrían permitido que se completaran con mayor rapidez los proyectos
de seguridad de lagunas glaciares, los senderos de todos modos proveyeron un
grado de accesibilidad. A lo largo de la década de 1950 y en los años
posteriores, las nuevas carreteras y senderos también ayudaron a la población y
al gobierno regional a mejorar el transporte, la comunicación, el turismo, el
uso del agua, el monitoreo de glaciares y lagunas, y la prevención de
desastres. En muchos aspectos, fue la Comisión de Lagunas la que inicialmente «
abrió » la Cordillera Blanca y amplió la interacción entre comunidades locales
y forasteros.
Algunas veces la Comisión de
Lagunas construía carreteras en vez de senderos pues los ingenieros
gubernamentales se percataban de que estas podrían cumplir otras funciones,
tales como facilitar el turismo en la laguna Llanganuco. Según el inventario de
lagunas de 1953, Llanganuco no estaba entre las lagunas glaciares más
peligrosas de la Cordillera Blanca. Pero tal como sugirió un analista en 1951,
un hotel de turistas, un muelle de botes y « un camino carretero magnífico de
acceso al lugar » podrían transformar Llanganuco en un activo económico para
toda la provincia de Yungay. La Comisión
de Lagunas unió fuerzas con la Corporación del Santa para completar la
carretera Yungay-Llanganuco en 1958. En la ceremonia de inauguración, las
autoridades presumían que la carretera era de « importancia nacional » al
promover el turismo internacional y proveer « múltiples beneficios: turísticos,
científicos, comerciales e industriales. La participación de la Comisión de
Lagunas en la carretera de Llanganuco en una época en que existían decenas de
otras lagunas glaciares inestables, la mayoría sin acceso vial, también muestra
que las prioridades de la agencia iban más allá de la mitigación de desastres y
la manera en que activamente llevaba a cabo la economía del desastre.
En la década de 1960, dos
voluntarios del Cuerpo de Paz que trabajaban en temas de turismo y preservación
en la Cordillera Blanca observaron que los proyectos de control de lagunas
mejoraban la seguridad física de los habitantes, mientras que Llanganuco y
otras rutas de acceso les brindaban seguridad económica. En el caso de las
lagunas Parón y Llanganuco, la Comisión de Lagunas construyó carreteras con el
fin específico de generación hidroeléctrica y turismo.
Luis Ghiglino Antunez de Mayolo,
Aijino. De profesión Ingeniero, casado con la dama Yungaina Nelly Bambarén
Gastelumendi. Trabajo desde 1941 en la
Corporación Peruana de la Santa – proyecto de la Central Hidroeléctrica del
Cañón del Pato -desempeñando primero labores de Ingeniero de proyectos, después
Ingeniero constructor de la obra y por último Jefe General de la Central
Hidroeléctrica donde laboró por 22 años. En los años que anduvo por el
Departamento de Ancash, se identificó con los problemática yungaina y apoyó la
ejecución de proyectos, tales como: el inicio de la construcción de la
carretera Yungay a Llanganuco en 1955, obra que inauguro en 1958. Es destacable
que durante la inauguración de la carretera de Yungay a Llanganuco, el Ing. Max
Peña Prado, Presidente de la Corporación Peruana del Santa (Cargo equivalente a Presidente del Gobierno
Regional de Ancash), declaró a Yungay “Capital Turística del Departamento de
Ancash”, cuyos detalles se publicaron al dia siguiente en el diario “La Crónica”
del 25 de mayo de 1958.
En la actualidad existen
muchas quejas por parte de los turistas (los que viajan masivamente) y los receptivos
(quienes viajan por motivos de salud o trabajo), puesto la laguna Llanganuco es
uno de los lugares más visitados del departamento de Áncash. Se estima que
cuenta con más de 300 mil visitantes al año, cifra que supera a diferentes
circuitos turísticos de otros departamentos que sí gozan de inversión estatal.
Existe la urgencia del
asfaltado de esta importante vía por lo que la población yungaina exige su
pronta ejecución, postergada por muchos años por los gobernantes de turno del
ámbito local, regional y nacional.