Mensaje de la Directora General de la UNESCO,con motivo del Día Mundial de la lucha contra el SIDA
1º de diciembre de 2009
1º de diciembre de 2009
El tema del Día Mundial de la lucha contra el SIDA de este año centra nuestra atención en la relación existente entre los derechos humanos y el objetivo de lograr el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo en lo tocante al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Es evidente que noserá posible hacer realidad el acceso universal sin el pleno respeto de la universalidad de los derechos humanos, independientemente de la edad, el sexo, la etnia, la profesión, las creencias religiosas y la orientación sexual de la persona, prestando especial atención a quienes son más vulnerables y corren mayores riesgos de contraer el VIH.
Todos los seres humanos tienen derecho a la educación, la información y los servicios que les permitan evitar la infección por el VIH y, en cuanto a los seropositivos, han de disfrutar de la mejor calidad de vida posible, sin sufrir el estigma y la discriminación.
En los últimos años se han realizado avances sustanciales en relación con el número de personas que en los países de bajos y medianos ingresos reciben la terapia antirretroviral que prolonga la vida, cifra que alcanzaba los cuatro millones en diciembre de 2008, lo que representa un incremento de un millón con respecto al año anterior.
En 2008 también aumentó en comparación con los años anteriores el número de personas que recibieron asesoramiento y fueron sometidas a exámenes clínicos en relación con el VIH. Casi la mitad de las embarazadas seropositivas de los países de bajos y medianos ingresos recibieron medicamentos antirretrovirales para evitar la transmisión de la madre al niño y el número de niños seropositivos que participan en programas de tratamiento y atención es hoy mayor que nunca.
Estos avances representan esperanzas y progresos importantes. Pero aún debemos hacer mucho más para garantizar que los más de cinco millones de personas que en los países de bajos y medianos ingresos necesitan la terapia antirretroviral tengan acceso a ella. Tampoco debemos olvidar que en 2007 había 33 millones de seropositivos y 2,7 millones de nuevas infecciones, por lo que la epidemia de VIH sigue siendo un problema mundial de gran entidad.
Asimismo, debemos hacer más esfuerzos para salvaguardar los logros recientes, que podrían verse amenazados por la crisis económica y financiera mundial.
Es ahora cuando debemos poner de manifiesto más determinación y un compromiso aún mayor, redoblar los esfuerzos encaminados a prevenir nuevas infecciones y apoyar a los infectados y afectados por el SIDA.
Para la UNESCO, al igual que para otros asociados que participan en la respuesta al SIDA, eso significa trabajar más y colaborar, en un marco de respeto a los derechos humanos en tanto que piedra angular de respuestas nacionales al VIH eficaces y equitativas.
Para garantizar respuestas auténticamente multisectoriales a la epidemia de SIDA, seguiremos aprovechando la amplia gama de capacidades técnicas de laUNESCO, a fin de promover enfoques basados en los derechos y orientados por los mejores datos empíricos que existan acerca de las medidas que han dado buenos resultados. Un ejemplo de lo anterior es la guía que la UNESCO publicará próximamente sobre las características fundamentales de las respuestas eficientes y eficaces al VIH y el SIDA. El propósito de esa guía es explicar, de manera sencilla y en un formato accesible, en qué consisten esas características fundamentales, qué significan en la práctica y cómo pueden aplicarse, integrarse e institucionalizarse en los procesos de planificación y programación relativos al VIH y el SIDA. La guía, que aprovecha las ventajas y los recursos de los sectores, los institutos y las oficinas fuera de la Sede de la UNESCO, prestará apoyo al personal de la Organización y a otros asociados en la promoción de respuestas basadas en los derechos, precisas desde el punto de vista científico y empíricamente sólidas, culturalmente apropiadas, que tengan en cuenta las diferencias de género y la edad de las personas, y que sean participativas e integradoras.
Al examinar de qué manera todos nosotros podemos mantener y reforzar nuestra participación en la respuesta al SIDA, me comprometo plenamente a que la UNESCO siga estudiando los factores sociales y estructurales que coadyuvan a la epidemia, comprendidos la desigualdad entre los sexos, el estigma y la discriminación, y a que habilite a los jóvenes para que puedan tomar decisiones más sanas y mejor fundamentadas. Debemos aprovechar nuestras competencias y avanzar armónicamente con nuestros aliados.
Irina Bokova
Yungay Noticias.