Caballería en la Batalla de Junín. |
31 DE DICIEMBRE DE
1823.
A finales de 1823, desde
Huaraz, el general del Estado Mayor, Antonio José de Sucre, ordena que los
3,500 soldados del Ejercito Libertador, fuerza militar combinadas de la
República de Colombia (actuales Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá), sean
distribuidos en los diversos pueblos del departamento de Huaylas.
Es así que Yungay,
acoge al Batallón: Regimiento de Caballería “Los Granaderos de Colombia”, tropa
libertaria decisiva de la independencia nacional, que pusieron a disposición su
honor y su vida en esta gloriosa causa, quienes al mando del general Guillermo Miller y otros Batallones
Patriotas lograron un contundente triunfo en la Pampa de la Quinua, Batalla de
Ayacucho en diciembre de 1824.
Esta decisión se tomó
con el objetivo estratégico de incrementar el número de soldados del Ejercito
Patriota, a 7 mil plazas, pretendiendo reclutar el doble de voluntarios con del ya se tenía, y poder así enfrentar al numeroso ejército realista, pues era ya inminente
el enfrentamiento entre ambos ejércitos. Sucre, siguiendo las instrucciones de
Simón Bolívar quien se encontraba en Pativilca convaleciendo de sus graves
problemas pulmonares, debía obrar con rapidez pues si el enemigo notaba la gran
debilidad de la gente a su mando, podía atacar con todas sus fuerzas y
aniquilar la esperanza de la liberación americana.
Antonio José de
Sucre, asi mismo ordenó las siguientes otras ubicaciones de la tropas:
Huaraz: Estado Mayor
del Ejército.
Carhuaz: Batallón “Los
Granaderos de Colombia”
Huaylas y Caraz:
Batallones “Vencedores y Rifles”
Aquia: Batallón “Vargas”
Chiquián: Batallón “Los
Húsares de Colombia”
Huari: “Batallón
Bogotá”Libertador Don Simón Bolívar, enfermo en Pativilca.
En estos pueblos el
ejercito patriota realizó su aprovisionamiento, aclimatación y entrenamiento,
por instrucciones del Libertador Don Simón Bolívar, quien desde Pativilca,
escribe “deberán hacer nuestros soldados todas las semanas dos marchas de diez
leguas (55 km) cada una y hacerles pasar la cordillera de vez en cuando para
que se acostumbren al soroche y a las punas”.
Las tropas de
Ejército Libertador, conformado por gran cantidad de voluntarios incorporados,
dejaron el Callejón de Huaylas” luego de cinco meses, en junio de 1824. Así el Ejército
Unido Libertador del Perú, se cubrió de gloria en los campos de Junín (agosto)
y Ayacucho (diciembre), logrando poner fin a la presencia militar colonial
española en Sudamérica y logrando consolidar la Independencia patria, habiéndose sumado a esta causa Yungainos,
Huaylinos, Carhuacinos, Huaracinos.
Posteriormente en
1825, Bolívar redacta y publica una reseña de la vida del general Sucre,
señalando: “La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la
obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución
divina. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para
bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los
americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la
naturaleza.”(Bolívar, Carta a Sucre, Nazca, 26 de abril de 1825).
Referencia. Alba(2015). Ministerio de Cultura(2019)